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Cinco mitos sobre los jets privados (y la verdad detrás de ellos)

  • iJet
  • 12 ago
  • 2 Min. de lectura

Cuando pensamos en un jet privado, la primera imagen que viene a la mente suele ser la de una celebridad con gafas de sol, champán en mano y rumbo a una isla paradisíaca. Sin embargo, la realidad es mucho más diversa… y a menudo, más accesible de lo que creemos. Hoy desmontamos cinco de los mitos más comunes sobre volar en jet privado.


5 mitos sobre los jets privados

1. “Es solo para multimillonarios”

El mito: Volar en jet privado es un lujo exclusivo reservado a un grupo muy reducido de personas.

La realidad: Si bien es un servicio premium, existen opciones como vuelos compartidos, empty legs (tramos vacíos) o tarifas especiales que pueden acercar la experiencia a un público más amplio. En algunos casos, el precio por persona puede ser similar al de un billete en clase business.



2. “Es menos seguro que un vuelo comercial”

El mito: Al ser más pequeños, los jets privados se perciben como menos seguros.

La realidad: Los jets privados cumplen estrictos estándares de seguridad, supervisados por autoridades aeronáuticas nacionales e internacionales. Además, el mantenimiento es continuo y las tripulaciones reciben una formación tan exigente como la de cualquier aerolínea.



3. “Los trámites son igual de largos que en un aeropuerto comercial”

El mito: Aunque vueles en privado, tienes que llegar con horas de antelación y pasar controles interminables.

La realidad: Uno de los mayores atractivos de la aviación privada es la rapidez en los trámites: en la mayoría de los casos, basta con llegar 5-10 minutos antes del vuelo, embarcar directamente y despegar. Sin colas ni esperas.



4. “Es malo para el medio ambiente y no hay alternativas”

El mito: Volar en jet privado es incompatible con la sostenibilidad.

La realidad: El sector está avanzando hacia combustibles sostenibles (SAF), optimización de rutas y aeronaves más eficientes. Empresas como iJet ya trabajan en integrar soluciones para reducir la huella de carbono sin renunciar a la comodidad.



5. “No es para viajes cortos o improvisados”

El mito: Solo vale la pena para vuelos intercontinentales planificados con semanas de antelación.

La realidad: Precisamente por su flexibilidad, un jet privado puede organizarse en pocas horas y cubrir rutas cortas que serían poco prácticas en vuelos comerciales, ideal para escapadas exprés o viajes de negocio de último minuto.



✈️ Conclusión:


Volar en jet privado no es solo un capricho de película; es una forma de viajar que combina comodidad, privacidad, flexibilidad y, en muchos casos, un coste más accesible de lo que se piensa. Desmontar estos mitos abre la puerta a que más personas descubran una experiencia única… y quizá se animen a probarla.

 
 
 

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